Filmoteca Vasca


Peio Aldazabal, fundador de la Filmoteca Vasca: “Las películas familiares son uno de los mayores tesoros de la Filmoteca”

    Una lluvia incesante es la bienvenida con la que la ciudad de San Sebastián ha agasajado a los estudiantes del último curso de Periodismo de la Universidad del País Vasco. El tiempo no invitaba a dar un paseo por las playas pero, si algo han descubierto hoy los alumnos, es que éstas no son el único secreto que esconde San Sebastián; el antiguo edificio de Tabacalera alberga, en la actualidad, la sede de la Filmoteca Vasca que custodia materiales inéditos.
“La Filmoteca Vasca nació gracias a la iniciativa propia aunque con vocación pública”. Así empieza su charla uno de los cinco fundadores de la Filmoteca Vasca, Peio Aldazabal. Motivado por la necesidad de conservar el material del patrimonio audiovisual del País Vasco, Aldazabal es la única persona que ha vivido todos los días de la historia de la que fue la primera “filmoteca de las autonomías” en el Estado.
La Filmoteca Vasca, que se fundó el 1 de mayo de 1978, se ha convertido en uno de los principales agentes culturales de la cultura vasca. Aldazabal recuerda con nostalgia el inicio de aquella andadura. “Al principio poseíamos 600 metros de película y ahora, sin embargo, conservamos 5 millones de metros en formato cinematográfico”. No obstante, la cantidad de materiales que hubiesen tenido que custodiar hubiese sido aún mayor si no hubiese habido importantes períodos de destrucción. “A finales de los años 20 llega el cine sonoro con lo que se destruyó gran parte del cine mudo americano, mientras que, del cine español tan sólo se conserva alrededor de un 5%”, lamenta Peio.
     Tuvimos la ocasión durante esta charla de observar pequeños trozos de cintas de una película mientras Aldazabal nos explicaba que las primera películas se elaboraban con una cinta de nitrato altamente inflamable, por lo que en la época era muy fácil que algunas de estas creaciones ardieran o fueran quemadas y elminiadas. Por ello, se introdujo el  acetato en la producción de las películas, para que su conservación fuera más segura.

    Una sonrisa vuelve a vislumbrarse en su cara cuando se refiere a las películas familiares depositadas por particulares. Lo que antaño fueron meras filmaciones de acontecimientos domésticos se han convertido, con el paso de los años, en material de gran importancia sociológica. “Son películas que reflejan cómo eran las calles, cómo se celebraban los acontecimientos familiares como bodas, juegos de niños, viajes…”, explica. Información sobre antiguas formas de vida de las que sólo los depositarios de estos auténticos documentos fueron testigos. Entre los grandes tesoros de la Filmoteca Vasca, destacan las imágenes de una boda en Arantzazu que reflejan la colocación de los apóstoles de Oteiza en este santuario. “Son imágenes inéditas”, celebra Peio.
Tras la breve charla de Aldazabal, los alumnos han podido ver “San Sebastián, novia de España”, una película restaurada que fue la primera que se rodó en color sobre la capital guipuzcoana. Y, mientras que un nuevo San Mamés aguarda contemplar grandes gestas de sus leones, la Filmoteca Vasca ha transportado a los alumnos a la inauguración del San Mamés de 1953. Seguramente, las generaciones venideras contemplen la inauguración del nuevo estadio en 2013 con el mismo asombro que lo hacen ahora sus progenitores y, también seguramente, la Filmoteca Vasca será testigo de ello.


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