miércoles, 28 de noviembre de 2012

Análisis de ABC

UNA LUCHA QUE MARCÓ LA TRANSICIÓN
1976 fue el año en que las huelgas y las movilizaciones sacudieron el estado español. Desde entonces, han pasado 36 años desde que se vislumbró la fuerza que tienen los trabajadores cuando luchan y se organizan por construir una sociedad distinta. La politización de los conflictos y las manifestaciones fueron una constante entre enero y mayo de este año, donde tuvieron lugar 13 huelgas generales en Euskadi, y de la cual “La masacre de Vitoria” fue el momento más crítico y uno de los hechos que sigue esperando un juicio justo para sus responsables. En aquellos momentos la “transición política” estaba en sus inicios y algunos continuaban secundando la herencia represiva del fascismo que se había impuesto en España durante 40 años. El 3 de marzo de 1976, cuando se produjeron los trágicos sucesos que llevaron a la capital alavesa a las páginas de la prensa nacional e internacional, la población ya alcanzaba los 175.000 vecinos y el número de trabajadores de sus industrias casi se multiplicaba por cuatro: 37.242.

Las perspectivas de progreso para los trabajadores industriales eran grandes, eso sí, a costa de largas jornadas incrementadas con horas extras, salarios miserables o pluriempleo. A nivel estatal, se incrementaba la conflictividad, tras los mínimos de agosto y septiembre y en Vitoria se empezaron a producir algunas huelgas, una de las más destacadas hasta el momento fue la fallida de Michelin en 1972. Gracias al este escenario donde las masas obreras estaban descontentas, se constituye en octubre la Coordinadora Obrera Vitoriana (C.O.V.), iniciándose el movimiento reivindicativo que desembocaría en el Tres de Marzo. Gracias a esta plataforma se reivindicaron cuatro derechos fundamentales: aumento salarial, sueldo íntegro en caso de baja por enfermedad o accidente laboral, jubilación a los 60 años y reducción de la jornada a 42 horas semanales.
La negativa de Forjas Alavesas a aceptar estas reivindicaciones llevó a sus trabajadores a la huelga general el 9 de enero de 1976 y con ello empezaba una de las luchas obreras más duras y dramáticas de los años de la transición. Posteriormente a Forjas se fueron uniendo otras fábricas. Durante enero también se consolidaron las asambleas por empresas, que llegaron a celebrarse a  diario, principalmente en iglesias, ya que en aquella época los templos constituían un refugio ideal para este tipo de reuniones según el Concordato firmado entre el Vaticano y el Estado Español que prohibía la entrada sin autorización eclesiástica a las Fuerzas del Orden Público (F.O.P.).

A lo largo de febrero se generalizó el conflicto debido a que las negociaciones con los empresarios no lanzaban resultados ni soluciones claras. Durante las dos primeras semanas se desarrollaron manifestaciones pacíficas precedidas de botes de humos y porrazos, algo inédito en Vitoria hasta entonces.  La mañana del tres de marzo, en pleno miércoles de ceniza, muchas empresas ajenas al largo conflicto laboral realizaron asambleas y se sumaron a la huelga. A las cinco se llevó a cabo la asamblea habitual en la iglesia de San Francisco de Asís, donde dos obreros caían muertos sobre el asfalto de Zaramaga, un tercero fallecería antes de que acabara el día y otros dos encontrarían la muerte más tarde debido a los balazos recibidos. Un triste desenlace provocado por la dureza de la represión y la entre brutal carga policial.


TRATAMIENTO MEDIÁTICO DE ABC

La forma en que cada uno de estos diarios afrontó el momento de la transición,  del cambio hacia nuevas fórmulas de gobierno fue diferente. En enero de 1975, había fallecido Juan Ignacio Luca de Tena, padre y valedor del entonces director, Torcuato Luca de Tena. El reemplazo de este último era deseado por gran parte de la familia tras el fracaso de ABC y su política editorial crecientemente conservadora, que algunos consideraban el motivo del notable descenso de tirada. Tras barajar distintas posibilidades, el 26 de febrero se nombra como director a José Luis Cebrián Boné, licenciado en Derecho y  periodista.

 La noticia apareció durante 3 días consecutivos en la portada del ABC:
        
     ABC, Madrid, 4 de marzo de 1976: Graves Incidentes en Vitoria. Sangrientos choques entre manifestantes y Fuerzas del Orden Público. Este día aparece en la parte superior mencionado con este titular, más la foto de portada y noticia importante que ocupa casi toda la página hace mención al deporte “Real Madrid: Sensacional empate”.                                                                   Pie de foto: “El Real Madrid logró remontar dos goles en contra y consiguió un valioso empate en Düsseldorf”.

·        ABC, Madrid, 5 de marzo de 1976: Vitoria: las primeras fotos de los sucesos. Aparece la página dividida en 3 fotos de igual tamaño que destaca las imágenes de “los destrozos causados en los violentos incidentes del pasado miércoles, en los que hay que lamentar tres muertos y más de medio centenar de heridos”.
·        ABC, Madrid, Sábado 6 de marzo de 1976: La portada se enfoca en la noticia del funeral por las tres primeras víctimas que se celebró en la Catedral Nueva de Vitoria, el 5 de marzo, constituyendo uno de los actos más multitudinarios de la capital alavesa. Encima de un gran plano general, el título destaca “Vitoria: Impresionante manifestación de duelo”.


ARTÍCULOS: 
El periódico ABC aprovecha cada editorial para acusar a los trabajadores de haber sido los causantes de la tragedia, incluso con el objetivo de conseguir víctimas mortales a las que luego exhibirían como “un triunfo”, obviando siempre la  represión y la “excesiva carga policial”. 
En la línea de ABC, el tratamiento dado a los obreros los tacha demanifestantes” o “huelguistas” los primeros días, y posteriormente de “jóvenes/obreros” “muertos/fallecidos” o “despedidos”. Entretanto, los editoriales y una pieza de opinión firmada por R. V. emplearán otros calificativos:
·        “Agitadores de profesión" - “Tragedia y lección de Vitoria”, ABC, Madrid, 4 de marzo de 1976, p. 3.
·        “Plataformas extremistas minoritarias”, “que pretenden impedir el proceso democratizador”, sin variación sustancial del tono a lo largo de los días. -  “Serenar el País”, ABC, Madrid, 6 de marzo de 1976, p. 3.


Alberto Suárez Alba, “Vitoria: Dos muertos y más de cuarenta heridos”, ABC, Madrid, 4 de marzo de 1976, p. 1.
El texto del subtítulo culpa de la fatídica huelga a los obreros, quienes tacha de violentos y rebeldes: “Grupos de manifestantes recorrieron las calles rompiendo farolas, señales de tráfico, cabinas telefónicas y levantando barricadas”.
          En la entradilla explica el trágico balance de la manifestación e ignora el abuso de autoridad de la policía: Son dos los muertos en los sucesos producidos hoy en esta hora de la mañana, en la zona de la avenida del Generalísimo, y que ha fallecido por la tarde en el hospital general. Otra víctima mortal de los enfrentamientos entre huelguistas y Fuerzas del Orden Público ha fallecido instantáneamente a media tarde, cerca de la iglesia de San Francisco… ”.
  
          El editorial, Tragedia y lección de Vitoria”, p. 3. Situará el origen de la violencia en “los agitadores de profesión” que han “ensayado la destrucción del Estado, de la sociedad y del país.  No hay duda, pues, de la identidad de los violentos ni de sus intenciones:
En Vitoria, los grupos clandestinos de siempre convocaron a una huelga general, a una “jornada de lucha”, además. Se trataba de provocar el drama, de producir algo sonado después de los repetidos fracasos de Madrid y Barcelona. Quizá de lograr alguna víctima inocente que poder exhibir luego a modo de símbolo publicitario. Y los provocadores tuvieron éxito. Su triunfo se cifra en dos muertos y en un centenar de heridos, algunos de ellos muy graves”.
En vitoria ha surgido la tragedia, la muerte. Barricadas en la calles, cócteles molotov contra los guardias, el terror se adueñó ayer de las calles de la capital alavesa”.


Ismael Fuente, “Vitoria: clima de tensión tras los sucesos del miércoles”, ABC, Madrid, 5 de marzo de 1976, pp. 1, 5.: Fuente dirá que el tercer muerto “fallecía como consecuencia de las heridas de bala”, sin duda debido al “tiroteo”, pero en ningún caso explica el origen de las balas
   “Esta mañana fallecía en el Hospital General de Santiago, de Vitoria, el joven obrero de diecinueve años, Romualdo Barroso, como consecuencia de las heridas de bala recibidas durante los graves enfrentamientos ocurridos ayer en Vitoria”.

Madrid 6 de Marzo de 1976, En la noticia de la primer página, el gobierno intenta lavarse las manos y mostrar sus "Verdaderas condolencias" ante las víctimas mortales, intentan decir
que mantendrá el orden y garantizará la pacífica convivencia, cuando en sí, estaban al tanto de la carga policial sobre los manifestantes.

En el editorial reduce el tono del titular, Serenar el país, pero no del texto: “Se trata desde actuaciones extremistas, de aprovechar cualquier motivo de conflicto, o de provocarlo incluso, para conseguir la “ruptura política”; es decir, para impedir, como sea, y a costa de lo que sea, que el país realice un cambio democrático pacífico”.

     A pesar de que pasan los días, la actitud criminalizadora de los editorialistas de ABC no amaina contra los obreros. Así en ABC, Madrid, 7 de marzo de 1976, p. 3., Una opinión serena afirma que: “Los responsables de las muertes… son menos las autoridades que –quizá torpe, pero legítimamente– ejercieron la coacción, que quienes, para impedir el tránsito pacífico hacia la democracia, utilizan fría y sistemáticamente los conflictos laborales contra el bienestar y la paz de los españoles”.

Así mismo, defienden que NO hubo una “indebida” acción policial: En efecto, tomar, como se ha hecho, la tragedia de Vitoria por el lado de la simple imputación de la responsabilidad a los errores o nerviosismos de quienes tienen por responsabilidad suprema el mantenimiento del orden público, es algo más grave que un simple tomar el rábano por las hojas”.

     ABC, Madrid, 9 de marzo de 1976, p. 3. En Capitalizar el país, vuelven a condenar a los huelguistas, “quienes participan en los desórdenes –jugándose la vida– o en muchos de los
paros laborales en curso –arriesgando la salud de las empresas y el bienestar de las propias familias”. Fuera de los editoriales, la violencia generada en Vitoria será para ABC una cruel y terrible tempestad” y un amplio abanico de combinaciones entre los adjetivos “trágicos”, “violentos”, “luctuosos”, “lamentables” o “graves” y los sustantivos que criminalizan: “enfrentamientos”,  "sucesos" “disturbios”,  “acontecimientos”, “incidentes”,  etc.

En sus artículos ABC ocasionalmente habla de víctimas y  menciona la palabra “bala” en contadísimas ocasiones, como en la descripción del fallecimiento de la cuarta víctima:

ABC, Madrid, 9 de marzo de 1976, pp. 9-10: Ismael Fuente, “Fraga en Vitoria:Que este triste ejemplo sirva de lección a todo el país: El señor Castillo García… había salido a retirar su coche, aparcado frente a su domicilio, visto que corría peligro de ser volcado o incendiado por los manifestantes, cuando recibió una bala perdida que le hirió de muerte. El señor Castillo, según la citada versión, no había participado en momento alguno en los sucesos del miércoles”

    Este es el único fallecimiento del que se ofrecen datos exactos y  el tono empleado podría indicar una criminalización de los manifestantes, por lo cual deduzco que ABC se concentra bastante en los aspectos políticos y de alteración del orden público, por lo cual utiliza en reiteradas veces las palabras “huelga” y “huelguistas”.
     La Policía fue agredida en un enfrentamiento casi cuerpo a cuerpo”, p. 11: Este mismo día sorprende una noticia que acarrea un elevado componente opinativo que incluye términos y expresiones como “asaltantes”, “atacantes”, “activistas” o “elementos interesados en radicalizar el conflicto”.


EL PODER PERSUASIVO DE LA FOTOGRAFÍA
Las imágenes de ABC muestran en su mayoría barricadas y destrozos urbanos, el masivo funeral del día 5 e instantáneas de la visita de Fraga y Martín Villa a Vitoria.

T. Naranjo, C.G. y E.P., “Vitoria: las primeras fotos de los sucesos”, ABC, Madrid, 5 de marzo de 1976, p. 1 : ABC ofrece en portada tres imágenes apaisadas, cada
 una ocupando un tercio de la plana, en sentido vertical. En los tercios superior e inferior, dos imágenes estáticas muestran restos de barricadas y daños en el mobiliario urbano. Sin embargo, la foto central es radicalmente distinta: un primer plano de cuatro personas cruzando una furgoneta en una calle. Dos motivos inducen a pensar que la elección y colocación de esta fotografía no fue inocente, sino que buscó la criminalización de los manifestantes. Primero, ABC la sitúa en el centro de la plana. En segundo lugar, se trata de una acción –frente a las dos imágenes estáticas superior e inferior– que, además, constituye un ‘atentado’ al orden público.

T. Naranjo, “Tras los incidentes en Vitoria”, ABC,  6 de marzo de 1976, p. 1. 
Las 
 fotos de este día muestran cinco fotos, la foto apaisada más grande aparece en la parte superior y enseña un plano general con la multitud de gente que acompañaron a los restos de los tres jóvenes muertos durante los enfrentamientos. Otras dos imágenes centrales hablan de la ceremonia y las dos fotos de la parte inferior de la página sigue resaltando el aspecto de las calles vitorianas mostrando residuos de los graves incidentes, por lo que creo que es algo premeditado, lo cual muestra una revolución violenta y sigue defendiendo la responsabilidad de la acción policial por si se presentara algún acto vandálico.


T. Naranjo, “Vitoria: Fraga Iribarne en el escenario de los hechos”:

ABC, Madrid,  7 de marzo de 1976, p. 1. Las ilustraciones de ABC del día 7 tampoco parecen elegidas al azar. En portada, Fraga y Martín Villa junto al lecho de un herido, mientras que en la página 7 aparece Fraga con el director general de la Guardia Civil (uniformado) en Barajas. Podría pensarse que el diario intentó mostrar un ministro ‘humano’ en portada, que se preocupaba por lo sucedido, pero, al mismo tiempo firme contra la subversión,  en el interior.


UN PASADO QUE VUELVE
Prácticamente todos los problemas por los que la clase obrera luchó aquel 3 de marzo siguen apareciendo. Aunque nos hemos ganado el derecho a estar organizados, manifestarnos y expresarnos libremente, en la actualidad el conjunto de trabajadores sigue sufriendo el paro, la crisis económica, el desempleo y al mismo tiempo, en las fábricas sigue existiendo preocupaciones por los ERE, la congelación salarial y retrocesos tan serios que hacen de la actualidad una bomba de tiempo que tensa la cuerda social.
Este año ha sido también de huelgas y revoluciones contra la política económica donde se siguen viviendo disturbios y enfrentamientos entre manifestantes y policías. Las condiciones de la clase obrera siguen siendo intolerables, los desahucios están a la orden del día, las oportunidades de trabajo disminuyen, el empobrecimiento aumenta y los jóvenes más preparados han decidido emigrar. Hoy como ayer estamos retomando un combate para lograr una sociedad justa y amainar el descontento social de  un largo proceso que sin duda, dejará tirados a muchos en el camino y tendrá que llenar de paciencia a los que puedan resistir.
Mónica Andrea Yepes

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